Primero secamos nuestras semillas de pimiento, que sacamos de algunos pimientos que teníamos en casa. Costó esperar a que llegara el mes de Febrero para sembrarlas, pues ella estaba muy impaciente por plantarlas y que creciera la planta rápido, pero tuvo que aprender a esperar y saber que en la naturaleza las cosas no van tan deprisa como ella quisiera (algo muyyyyyyyyyyy duro! jejejeje).
Como no disponemos de tanto espacio como para plantar un huerto, decidimos plantar nuestras semillas en maceta, con lo que los pimientos no crecerían mucho, pero nos servirían enseñándonos la sabiduría de la Madre Naturaleza. De este modo surgieron estas matas de pimiento que ya han dado frutos y parece que vienen más!
Nuestras matas de pimiento
La flor del pimiento